"Ficciones de ciudad: Diamela Eltit o el territorio del desviacionismo" En Ciudad y escritura: imaginario de la ciudad latinoamericana a las puertas del siglo XXI (Leiden University Press, 2013)
“Maneras de lo sin hueso” Reseña de Alessandra Molina, Otras maneras de lo sin hueso (Internationalen Haus der Autorinnen und Autoren, Graz / Leykam Verlag Graz, Austria, 2008) Diario de Cuba (14 de marzo, 2010)
Las palabras permiten a Alessandra la salida a su dificultad de acoplarse al cuerpo real. No hay cuerpo en Alessandra, no hay cuerpo que pueda seguirse desde las letras de sus plazos poéticos; no hay desgaste, tiempo, carne vital que pudre, órganos que punzan. Hay cuerpo de palabras. Hay cuerpo de poesía. Hay letra y ojo. Acaso venga aquí como anillo al dedo la frase en torno a la que gira el poema en prosa "El hombre en la ventana": "El hombre en la ventana es la puesta en escena del acto de escribir".
En poemas de sorprendente precisión del lenguaje, acontece incluso la pregunta debida a la consciencia de esta naturaleza de la palabra: "¿De qué gajo secreto, torcido y nudoso, colgaban las palabras?" ("Patria del idioma"). Una consciencia de escritura que ha notado Enrique Saínz en su trabajo sobre el cuaderno As de triunfo, aparecido en Cubaliteraria: "plenitud que no está precisamente en las calidades formales, sino en lo que podríamos llamar la conciencia de sí, de su identidad, de la suficiencia y la autenticidad de un diálogo con la realidad. Para seguir leyendo
“En el corazón de la negrura nacional” Reseña a Víctor Fowler, La obligación de expresar (Editorial Letras Cubanas, 2008) Diario de Cuba (29 de diciembre, 2010)
En la parte final, la conducta reflejo común es la excitación del apetito de carne humana, y el linchamiento colectivo y muerte del otro por… ¿ingestión? La alegoría consiste pues en la puesta en escena de una civilidad que se intuye transita por el instinto erótico de devorar al contrario: "Muerden, arrancan trozos de carne, gozan…"
Ante esto, "el muchacho" responde con los códigos de otra conducta civil: "mientras, en el centro del círculo, el muchacho gime y llama a Dios, a algún dios". Contemplamos la oposición de dos modelos antagónicos de civilidad. En el medio de ambos, el autor-testigo no se encuentro de un lado ni de otro, son "el muchacho y los pasajeros" (siempre la tercera persona) quienes interactúan. La primera persona está tan distanciada de lo narrado que ni siquiera se explicita cuando aparece, en la parte central del texto, tras la frialdad objetiva de los infinitivos: "Es demasiado fuerte como para no reunir a la familia (…), repetir, al día siguiente, la historia en el trabajo (…)".
Juan Carlos Flores: La potenciación de la palabra Prólogo a Juan Carlos Flores, El contragolpe (y otros poemas
horizontales) (La Habana: Letras Cubanas, 2009) pp. 5-14
[Prólogo a la antología de poesía: Distintos modos de evitar a un poeta. Poesía cubana del siglo XXI (Lizabel Mónica. El Quirófano Ediciones, 2012)]
Es mi opinión que hoy en día acontece una convergencia entre literatura cubana y nuevos medios. La aproximación de los escritores a aquellos medios de difusión digitales que sostienen una lógica distinta a la mantenida por los medios tradiciones nos lleva directamente a preguntarnos si está ahí una literatura post-media. [2] Medios “viejos” como la prensa, la televisión, la radio, la editorial misma, implican la difusión masiva y la producción de consenso como dos de sus características primordiales. Los escritores recogidos en esta antología han participado no obstante de un intenso tráfico de información digital de mano en mano, método sumamente afortunado dentro de la isla, tan eficiente como para lograr la popularidad arrasadora del dúo de hip hop Los Aldeanos. Estos jóvenes son escuchados por universitarios y por taxistas con un fervor similar hacia las letras contestatarias y reveladoras en torno a la situación del país. Por otro lado, eventos tales como la aparición de revistas digitales alternativas a partir de 1999; la llamada Guerrita de los Emails en 2007 (este, nuestro debate más intenso sobre política cultural en las últimas dos décadas, utilizó el correo electrónico como herramienta); el surgimiento de una blogosfera cubana que ha ido desarrollándose rápidamente dentro de la isla desde el año 2007; la aparición de proyectos como Desliz y El Diletante Digital, también en 2007, ambos activistas en estrechar las relaciones entre literatura y nuevos medios; la publicación del e-book Boring Home, de Orlando Luis Pardo Lazo, en las afueras de la sede del evento oficial de la Feria Internacional del Libro de La Habana de 2009; la celebración del primer evento sobre las relaciones entre Cultura y nuevos medios en 2009; así como el film Memorias del Desarrollo, cuyo director Miguel Coyula se siente cómodo con la autodefinición del director de cine que trabaja como un escritor, son algunos de los ejemplos recientes que evidencian dicha convergencia.
FOR weeks, Cuba has been preparing for this weekend’s huge military parade, the first of its kind in many years.
Fidel Castro has been musing in his regular column about the disaster in Japan and comparing NATO’s intervention in Libya to the Nazi involvement in the Spanish Civil War. Although he says nothing about the parade, everyone knows it’s coming.
Por otro lado, no hay esfuerzo en el pensamiento que ocurra en el infinito; sería, si ocurriese, un "gran infinito". La caída es inevitable. Sólo se salva el dominio del gesto, el tamaño de la pregunta. O mejor: la intensidad de la pregunta.
[Rolando Sánchez Mejías. En Prefacio a Mapa Imaginario. Embajada de Francia en Cuba en coordinación con el Instituto Cubano del Libro. La Habana, 1995.]
Hay varios modos de abordar la escritura de un libro, de intentar hacer literatura. Rolando no sabe o no quiere hacerlo a la manera tradicional. Toda su escritura parece surgir de un esfuerzo, del enfrentamiento con la página, de la conciencia del "intentar", pero también de una suerte de sonriente --que no hilarante-- frase que a veces por el tono parece pregunta: No es posible pedir peras al olmo. En sus librosHistorias de OlmoyCuadernos de Feldafingparece seguirse el método de una práctica sostenida que se genera en torno a esta cuestionante. Así escribe al final de suCuadernos..., como colofón de cierre:
Una última frase: ¿Cómo hacer crecer hierba de un pedazo de hielo? Asimismo no se puede generar literatura de lo que no es literatura. A no ser que se produzca un esfuerzo en determinada dirección.
Hay una artesanía de la letra pero no en tanto divertimento o exacerbación del sentido, sino en tanto pregunta latente, en tanto tensión moderna que busca sustituir en palabras de Sánchez Mejías "el movimiento del alma o de la responsabilidad pública" con el "movimiento del pensar" [Prefacio aMapa Imaginario]. Esto, en el contexto cubano, no es poca cosa. Aunque personalmente apuesto por otros derroteros para la literatura y el arte que buscan --o como diría Lacan en un seminario parafraseando a Picasso,encuentran-- menos concentración en la cabeza, repetimos, está poética representó y aún representa un vuelco dentro del panorama nacional. Este vuelco se extiende si tenemos en cuenta que su esfera de acción avanza hacia sitios paratextuales con semejante energía a la que es sostenida en la intensidad del trabajo sobre la página. Y es allí donde se me antoja imprescindible Sánchez Mejías en su literatura pasada y actual, y el cuerpo teórico y práctico generado por el grupo Diáspora(s) durante la segunda mitad de los años noventa. Los relatos, poemas y ensayos del autor van desatando las cuerdas de un kitsch literario cubano, pero también, de ciertos protocolos de lectura del texto social:
En la casa hay un Diccionario de Uso del Español: melancolía (del latín melancholia, gr. melankholia, de melas, negro, y kholé, bilis). Propensión, habitual o circunstancial, a la tristeza. Ejemplos del diccionario:
a) En cuanto estoy solo me invade la melancolía.
b) Me marcho con melancolía de mi tierra.
c) La melancolía del atardecer.
(Situación. Un hombre se vuelve tan melancólico que hay que transportarlo como se transportaría, con el mayor cuidado, una sustancia muy blanda.)
[Rolando Sánchez Mejías. Cuaderno de Feldafing. Ed. Siruela, Madrid, 2004.]
Hay mucho más que decir, pero esto es un post, no un ensayo. Quizá el ensayo acontezca luego; la obra de Rolando Sánchez Mejías merece tanto las lecturas consagradas como miradas más jóvenes.
Artículo publicado con motivo del 50 aniversario del escritor Rolando Sánchez Mejías y el homenaje que se le hiciera en Torre de Letras, La Habana, en junio de 2009.
Fragmento de la lectura de presentación de la Antología Poética de Octavio Armand, libro de próxima aparición por el sello editorial Torre de Letras. La Habana, Cuba, 26 de marzo de 2009, espacio de Reina María Rodríguez. Leen los compiladores de la antología, los poetas Juan Carlos Flores y Lizabel Mónica. Se alternan párrafos del prólogo de Lizabel Mónica con poemas de Octavio Armand en voz de Juan Carlos Flores. El video fue tomado por Lia Villares, con una cámara no profesional.
Nace en Guantánamo, Cuba, en 1946. Su familia emigra dos veces hacia los Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo XX. El escritor permanece en Nueva York desde 1960 hasta los años ochenta, cuando se traslada a Caracas, Venezuela, donde hoy reside.
Desde Nueva York funda y dirige la revista Escandalar (1978-1984). Ha publicado los libros Horizonte no es siempre lejanía(Las Américas Publishing Co., New York, 1970), Entre testigos(edición del autor, Madrid, 1974), Piel menos mía(edición del autor, Los Ángeles, 1979) Cosas pasan (Monte Ávila Editores, C.A., Caracas, 1977), Como escribir con erizo(Universidad de los Andes, Colección LETRANUEVA, Mérida, Venezuela, 1982), Biografía para feacios (Pre-textos / Poesía, Valencia, 1980), Superficies (Monte Ávila Editores C. A., Caracas, 1980), Origami (Cuadernos de difusión, FUNDARTE, Caracas, 1987), Refractions (Editorial Lumen books, Nueva York, 1994), El pez volador (Casa de la Poesía J. A. Pérez Bonalde, Colección Papeles de la Casa, Caracas, 1997),Son de ausencia (Casa de la Poesía J. A. Pérez Bonalde, Caracas, 1999), El aliento del dragón(Casa de la Poesía J. A. Pérez Bonalde, Colección Papeles de la Casa, Caracas, 2005), Horizontes de juguete (TseTse, Buenos Aires, 2008).
[Texto-instalación con imágenes. Se utilizaron fotogramas de los comics La prórrogade,
Gibrat y ¡Chhht!, de Jason, así como fragmentos de la conferencia Reglas para el parque humano, del filósofo Peter Sloterdijk, colocada en voz de los personajes de los comics citados. La última imagen -autorretrato- y su texto corresponden a la autora.]
"… sus textos dan menos la impresión de una obra que la de una acción. Aquí se revela la incuestionable singularidad de Arendt: ella no busca el acabado ni da el último toque. Tampoco congela su discurso por encima de la lucha." Julia Kristeva en El genio femenino. Volumen 1: Hannah Arendt, p. 43.
Las preguntas indecisas, fijo la frase, colocando una primera pinza en mi tendedera. Tú que lees, ¿serás amigo o no? La tradición humanista, me digo, por suerte se fue a bolina. El saber ya no sabe dónde está parado o a dónde ha ido a varar. Y muchas veces varado se halla, en medio de un camino difuso, poblado de neblinas. Neblinas, nada más que neblinas. Lo que hay tras la neblina no se ve o no puede verse. Nos entregamos entonces a la observación minuciosa… de la neblina.
Pero comencemos por canjear esas extrañas nociones de amistad, de libro, de saber, por conceptualizaciones emergentes; por tendederas. Tender es tejer. Tender la tendedera en el lugar del patio más soleado o donde da más el aire. Luego, cuando llueva, junto a la ropa se irá también ese tejido efímero, ese trazo casual.
“Normal is Good” Crítica a la exposición personal de Yali Romagoza (Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, La Habana) Noticias de Arte Cubano (Julio, 2009) p. 8
"Normal is Good", una nueva línea de ropa femenina. En una galería... de arte. La idea puede conmover nuestro imaginario, ubicada como está al inicio de este párrafo, y lamento quitarle al lector su ilusión: no es así, "Normal is Good", rodeada de otras exposiciones de artistas plásticos, incluso con sus maniquíes y diseños verdaderamente atractivos y originales, a los ojos del espectador que ha entrado a la galería asumiendo el rol de tal, no es más que una obra de arte.
Obra de arte. Ya lo he dicho. Ese objeto de consumo que tiene el añadido de aportar "clase" o prestigio a quien lo busca. Nada más. Clase, prestigio, y tal vez, aunque en verdad no mucho, inteligencia. Después de todo, este no es uno de nuestros principales valores hoy en día. Astucia sí, una inteligencia de nuevo tipo, enfilada más hacia el objetivo de prolongar y mejorar la supervivencia. Es natural, como se dice, nadie está en contra. Sólo que yo agregaría a la salsa otro par de ingredientes antes de servirla.
En el mundo de hoy, arte, política, tecnología y moda se cruzan, y en peor de los casos, ni siquiera eso; transitan como líneas paralelas en una convivencia "políticamente correcta" que evita que alguna pueda estorbar a la otra. Los artistas "comprometidos" no hacen más que traernos cantinelas, nunca asombro. Los museos, la calle, los álgidos problemas sociales, los países del tercer mundo, las aberraciones totalitarias. Poco o nada se hace con desplazar el escenario hacia las márgenes, todo esto es "más de los mismo", y el propio hecho de señalarlo como "excepción" nos lleva a una normalización de estas prácticas, puesto que sí, eso tan desagradable que sucede, tan fácilmente estigmatizable, es "el enemigo localizado", algo que termina siendo o se lee desde el negativo del positivo. ¡Es tan bueno tener las cosas claras! La gente aplaude muy seria y sale contenta de las galerías, los museos, las páginas webs dedicadas al arte. Luego se van a sus casas y duermen tranquilos. El horror está marcado en un mapa, tiene nombre; se puede analizar, manosear, poner en cuarentena. Todo lo que es demasiado nombrado a la larga es una verdad corrupta, cuyo estereotipo ha ocultado las mil caras del fenómeno.
Arte vs Arte
Alguien diría que es hora de que política y arte no se confundan, de que ambas vayan cada una por su cuenta, cada cual a lo suyo. Si la sociedad entre ambas es una negociación para permitir una convivencia pacífica, pues adelante, que así sea.
Pero no hay que engañarse, las alianzas no son tan limpias como parece, el poder creciente de "la clase creativa" (Richard Florida, The rise of creative class: and how it’s transforming work, leisure, community and every day life, Nueva York, Basic Books Inc, 2004) va de la mano -en casamiento oficial y con ánimos de formar familia...- de digamos, la conducta "apropiada". Pinchar, pero no pasarse, desempeñar su "papel crítico" pero sin quemarse las pestañas en el esfuerzo. Nadie debe salir herido, especialmente, nadie que no pueda ser llamado "nadie"... Aunque probablemente el arte de hoy no es el arte de las pancartas y los altavoces, también estemos claros de que no es el arte que anda levantando las narices para cuidarse de no meterlas por accidente en asuntos que puedan arruinar ciertas sociedades. El juego del "no creemos en los grandes cambios; podemos gritar por lo bajo y la conmoción de un entorno discreto es ya el logro que buscamos" creo está perdiendo su efectividad, o quizá, cambiando el punto de mira, dicha práctica se está tornando precisamente demasiado efectiva. La clase de los artistas engorda. Y la clase de artistas con que contamos, bueno, para qué hablar, son tan inteligentes que da lástima pensar en lo poco intuitivos que resultan. Las oportunidades hoy en día, tal como están las cosas, de poner el dedo en la llaga, son pocas, y muchas las de seguir haciendo "el buen arte". Pero incluso para poner el dedo en la llaga hace falta un sexto sentido. Se habla de la sutileza de la alianza entre el poder y el arte. Mi opinión es que el mejor arte de nuestros días, el arte que en verdad confunde, formula preguntas difíciles, o nos brinda momentos de pasajera lucidez que son luego completamente intraducibles, es el arte que hace uso de esa inestimable herramienta de lo sutil, tan fundamental en nuestros días. Fíjese que no estoy hablando del doble sentido, o del enmascaramiento de intenciones definidas, sino de lo sutil que es tal para el propio artista, lo sutil como ese tránsito preciado entre el "qué" o el "sé" y el "no sé qué pero ahí está... y ahí... y ahí...". No creemos en los grandes cambios, que eso ya es ponerse demasiado graves, y cuando uno se pone grave, probablemente la emprende con alguien o algo en específico. No creemos en los grandes cambios, y tal vez ni en los cambios. Creemos en el arte; porque creer en él no debería ser algo demasiado estilizado o "genial" o al menos no más que lo que implica creer en nosotros mismos. Algo cuya naturaleza desconocemos pero que persiste, lucha, se actualiza, se niega a morir.
"Normal is Good" fue un pretexto para poner estas ideas sobre el tapete, pero es un pretexto porque roza esa zona de lo sutil de la que hablaba. Desde el nombre, otras percepciones en el tratamiento de la noción de lo femenino (como la anulación de la cartera agregando numerosos y profundos bolsillos a vestidos, blusas, pantalones y monos de vestir), la selección de modelos con un prototipo similar al de la artista, estandarizando y generando a un tiempo una política de minoría; pero digámoslo de otro modo, polarizando la noción de minoría... esta y otras maneras "sutiles" hacen que la muestra casi llegue a conformar un gesto, algún movimiento). Sin embargo, tal y como dije al inicio, entre tantas obras de arte los maniquíes y sus ropajes extravagantes no llegan a resaltar del conjunto. Pasan por "arte" y por "obra de artista". Una etiqueta que paraliza, que mata cualquier actividad en la cultura más que las marcas en la ropa. Y por si no lo he dicho claramente arriba, el arte contemporáneo debe luchar antes que nada contra "el arte", entendido el entrecomillado como lenguaje de ir de compras (arte/ropa) o lenguaje de catálogo. "Nornal is Good", es por ahora lenguaje de catálogo. Pero esperemos a ver qué sucede. Tal vez otra curaduría, otro sitio, otra iniciativa... Es una artista joven y no merece del todo mis anteriores argumentos. No deja de ser una opción recomendable esta muestra de Yali Romagoza para quien pueda llegarse a la Habana Vieja, Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, calle San Ignacio número 352.
Cuando una palabra se repite muchas veces su significado se hace hueco. Eso fue lo que sucedió hoy 20 de septiembre de 2009 en la Plaza de la Revolución, Cuba. La palabra paz y la ornada de camisas blancas se volvieron decorado, lugar común, y perdieron bastante de sus cualidades activas. El concierto de Juanes transcurrió tal y como se esperaba, todos de blanco, todos haciendo uso de un audio lamentable, y de una falsa alegría de la que sobresalía una emoción cansada y tensa. Voluntad de aparecer aquí, eso se notaba, voluntad de trascender la política, las fronteras ideológicas, la intolerancia. ¿Esto es posible? Es la pregunta de orden. La respuesta, ¿quién la tiene? Cierto es que desde que Juanes anunció su concierto el debate se elevó tomando las proporciones que ameritan nuestras circunstancias geopolíticas. Unos que sí, otros que no, la cuestión se convirtió en una toma de partido entre el aprobar o reprobar la posibilidad de este acontecimiento en La Habana. "Vinimos aquí por amor", dijo Juanes en concierto. Luego habló de la importancia de cambiar el odio y el miedo por el amor. En algún momento también dijo "al final, todos somos iguales". Sin dudas, el músico peca de ingenuo. Precisamente las condiciones que hacen de este concierto un evento es la profunda desigualdad que existe entre Cuba y otros países del mundo. Es precisamente esta desigualdad la que obligó a los cantantes a escoger muy bien las canciones que cantarían frente al público cubano y lo que llevó a este último a leer entre líneas las canciones que escuchó. Los temas de Víctor Manuel, Miguel Bosé, Eduardo Aute, Carlos Varela, fueron escuchados con interés por muchos, y parecían querer cantar acerca de lo que no podían cantar en este concierto, decir acerca de lo que no les estaba permitido decir. "Olga Tañón la puso buena", oí decir varias veces, seguida de una acotación inevitable: "pero más nadie dijo nada". Se sabe del pacto que se estableció entre Juanes y el gobierno cubano para que pudiera tener lugar "Paz sin fronteras": no a las canciones ni menciones en torno a la política cubana, ni a favor, ni en contra. Quizá por ello muchos de los temas, aunque el tópico era la paz, traían a colación la guerra, la política como causante de usuales y desastrosas repercusiones sobre la vida del individuo, la alienación de este frente a una sociedad injusta e incomprensible... De todos los mensajes bajo la manga, Juanes fue no obstante quien se atrevió a ir más lejos -sin por ello llegar a adelantar mucho en esta travesía a contracorriente. Dedicó una de sus canciones a los secuestrados de varios años en Colombia, pero aprovechó para dirigirla "a todos aquellos que están privados de su libertad, donde quiera que estén". Desgraciadamente, como casi todas las palabras entre dientes, poco o nada dicen. Presenciando el concierto daba la impresión de que al pisar territorio cubano estos músicos contrajeron la enfermedad civil de todos los que vivimos bajo el régimen: atar nuestras palabras, hablar a medias, incorporar al cuerpo, como un chip o una marca indeleble, el órgano anexo propio a la anatomía totalitaria: la autocensura. "El futuro está en sus manos", dijo Juanes, "vamos a cambiarlo para bien, por favor, señores". Consciente está el cantante colombiano de que en las manos de él no está, como no lo está en la de ninguno de los músicos que lo acompañaron en concierto. El futuro es nuestro, para bien o para mal. Uno de los temas más intensos de este concierto fue la canción a dúo entre Juanes y Bosé. "Dime que el viento no la hundirá" [a la isla de Cuba que la canción refiere como "una isla en el centro del mar"] /: llama a la libertad". Se sabe que no es el viento lo que la hunde, aunque tampoco, hay que decirlo, la hunden iniciativas como esta, que llevan a cabo un movimiento distintivo en el interior de un relato monolítico, produciendo otros relatos, micro relatos que contrarrestan sin dudas el macro relato monumental de un gobierno narcisista y despótico. "Es tiempo de cambiar", decía este tema, "Is time to change"... lo que no dejaba de tener reminiscencias de aquel famoso concierto que ofreciera la banda de rock Scorpions en Berlín, poco antes de la caída del muro, en la que un público aún oprimido por el régimen comunista coreaba con mucha fuerza el tema "Vientos de cambio". El concierto fue transmitido en vivo por el canal 8 de la Televisión Cubana. Durante el mismo, Bosé pudo anunciar la asombrosa cifra de una audiencia de 1 150 000 de espectadores. ¿Las impresiones? Si el vocabulario se reduce a dos o tres vocablos "permitidos" y previamente acordados, las palabras casi que desaparecen, y ya poco se puede confiar en ellas. "Paz", "diálogo", "paz", "música", "acontecimiento hermoso", otra vez "paz", "más allá de las diferencias", más "paz", "no importa cómo pensamos", y de nuevo "paz", el "esto va por ustedes, muchachos" de Juanes, y "paz", y "paz y amor"... Al concierto se le nombró "Paz sin fronteras". Si algo se sabe con certeza en el mundo de hoy es que la paz sí tiene fronteras. Es un poco más verosímil la difícil pero más usual conocida máxima de "reporteros sin fronteras". Aquí y allá, la gente lucha, persiste y logra violentar la pretensión de un silencio obediente. La paz es un ideal, y por tanto una abstracción. Ahí entran a jugar entonces las intenciones. Las intenciones de estos músicos son buenas, y a pesar de todos los inconvenientes (la censura, las concesiones necesarias, los pactos silenciosos, las ausencias, la pésima producción de este evento), el concierto fue un canto sostenido, no se sabe bien si por la paz o por la otra palabra que convoca para todos los seguidores en la isla y en todo el mundo un concierto como este, realizado en la Cuba de este domingo 20 de septiembre de 2009: libertad. Al finalizar el concierto, en un coro cerrado entre cantantes y público, Juanes se jugó una de sus últimas cartas: "una sola familia cubana", gritaron en el escenario y bajo este, a manera de estribillo o consigna camuflada a desgano. Gracias Juanes, por la buena fe. Esperemos que tu deseo no tarde en cumplirse. Al respecto algo es seguro: para ello, hace falta más que aplaudir.