Rolando Sánchez Mejías: la intensidad de la pregunta


Rolando Sánchez Mejías

Por otro lado, no hay esfuerzo en el pensamiento que ocurra en el infinito; sería, si ocurriese, un "gran infinito". La caída es inevitable. Sólo se salva el dominio del gesto, el tamaño de la pregunta. O mejor: la intensidad de la pregunta.

[Rolando Sánchez Mejías. En Prefacio a Mapa Imaginario. Embajada de Francia en Cuba en coordinación con el Instituto Cubano del Libro. La Habana, 1995.]

Hay varios modos de abordar la escritura de un libro, de intentar hacer literatura. Rolando no sabe o no quiere hacerlo a la manera tradicional. Toda su escritura parece surgir de un esfuerzo, del enfrentamiento con la página, de la conciencia del "intentar", pero también de una suerte de sonriente --que no hilarante-- frase que a veces por el tono parece pregunta: No es posible pedir peras al olmo. En sus libros Historias de Olmo y Cuadernos de Feldafing parece seguirse el método de una práctica sostenida que se genera en torno a esta cuestionante. Así escribe al final de su Cuadernos..., como colofón de cierre: 


Una última frase: ¿Cómo hacer crecer hierba de un pedazo de hielo? Asimismo no se puede generar literatura de lo que no es literatura. A no ser que se produzca un esfuerzo en determinada dirección.

Hay una artesanía de la letra pero no en tanto divertimento o exacerbación del sentido, sino en tanto pregunta latente, en tanto tensión moderna que busca sustituir en palabras de Sánchez Mejías "el movimiento del alma o de la responsabilidad pública" con el "movimiento del pensar" [Prefacio a Mapa Imaginario]. Esto, en el contexto cubano, no es poca cosa. Aunque personalmente apuesto por otros derroteros para la literatura y el arte que buscan --o como diría Lacan en un seminario parafraseando a Picasso, encuentran-- menos concentración en la cabeza, repetimos, está poética representó y aún representa un vuelco dentro del panorama nacional. Este vuelco se extiende si tenemos en cuenta que su esfera de acción avanza hacia sitios paratextuales con semejante energía a la que es sostenida en la intensidad del trabajo sobre la página. Y es allí donde se me antoja imprescindible Sánchez Mejías en su literatura pasada y actual, y el cuerpo teórico y práctico generado por el grupo Diáspora(s) durante la segunda mitad de los años noventa. Los relatos, poemas y ensayos del autor van desatando las cuerdas de un kitsch literario cubano, pero también, de ciertos protocolos de lectura del texto social: 


En la casa hay un Diccionario de Uso del Español: melancolía (del latín melancholia, gr. melankholia, de melas, negro, y kholé, bilis). Propensión, habitual o circunstancial, a la tristeza. Ejemplos del diccionario:

a) En cuanto estoy solo me invade la melancolía.
b) Me marcho con melancolía de mi tierra.
c) La melancolía del atardecer.

(Situación. Un hombre se vuelve tan melancólico que hay que transportarlo como se transportaría, con el mayor cuidado, una sustancia muy blanda.)

[Rolando Sánchez Mejías. Cuaderno de Feldafing. Ed. Siruela, Madrid, 2004.]

Hay mucho más que decir, pero esto es un post, no un ensayo. Quizá el ensayo acontezca luego; la obra de Rolando Sánchez Mejías merece tanto las lecturas consagradas como miradas más jóvenes. 


Artículo publicado con motivo del 50 aniversario del escritor Rolando Sánchez Mejías y el homenaje que se le hiciera en Torre de Letras, La Habana, en junio de 2009.


Para leer todo el artículo siga este enlace


Fecha de esta publicación 6/2009


Enlace
http://paladeoindeleite.blogspot.com/2009/06/homenaje-en-la-habana-rolando-sanchez.html





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